El Líder
 

La integración de un muchacho a la sociedad actual, necesita y siempre ha necesitado de un sistema que le enseñe a saber ser subordinado y, a su debido tiempo, a saber dirigir. Ninguna escuela o disciplina existentes inculcan estos principios y menos aún los llevan a la práctica como es el caso del Sistema de Patrulla. En contraposición, consideramos que en la actualidad el nuevo sistema instrumentado en el escultismo mundial, donde se parte la etapa de la tropa en dos fases rompe completamente con este esquema.

 

Hacen falta líderes, líderes que no necesariamente sean los mejores en su área de especialidad. Un gran error que cometen empresas e instituciones de todos los ámbitos es designar para puestos de dirección a los más "inteligentes". Ninguna licenciatura, maestría o doctorado forma líderes. Si la persona resulta tener un "don" natural será un buen jefe o un buen director, pero si este no es el caso, sobran ejemplos que ilustran el hecho de que los más "inteligentes" no siempre son los mejores líderes.

Baden Powell dijo que el escultismo lo hacen los muchachos, la responsabilidad se delega a ellos y ellos son quienes toman las decisiones fundamentales. En este caso la pirámide organizacional está invertida. El adulto debe hacerse a un lado y permitir que el niño o joven aprenda de sus propios errores. El pietierno aprenderá a subordinarse y al mismo tiempo tendrá ciertas obligaciones a su cargo, poco a poco la idea de mando y responsabilidad se entretejen dentro de esta formación. Por su parte, el guía de patrulla delega responsabilidad, coordina el intercambio de ideas y distribuye las tareas, podrá errar, pero el valor de esta experiencia lo enriquece, le da seguridad y le brinda la oportunidad de conocer más a sus semejantes.

Aunado a esto, la interacción en el bosque con sus hermanos scouts conforma un marco de experimentación difícil de igualar. Se vadean cañadas y se atraviesan ríos y cada una de estas actividades implican una constante toma de decisiones. Los conocimientos se han adquirido, pero, en ocasiones la técnica no superará a la determinación y a la entereza de tomar una decisión que puede costar una noche más de caminata o un accidente donde se ponga en riesgo la vida de alguien. Así entonces, a temprana edad el muchacho se ve expuesto a peligros donde la camaradería, el esfuerzo físico en su máxima expresión, los conocimientos de cocina y primeros auxilios, el manejo de la brújula y los mapas, la manera correcta de hacer un nudo o reforzar un amarre lo hacen autosuficiente en un entorno extraño y en ocasiones hasta hostil. El carácter del muchacho se fortalece de esta comunión con la naturaleza y de la oportunidad en la toma de decisiones. Se acostumbra a analizar, a retroalimentarse de los demás y finalmente a decidir cual será el siguiente paso, pero más importante aún, desarrolla el "olfato" del líder, un sexto sentido que en los momentos más cruciales de su vida le señalará cual es la ruta a seguir.

Quienes han a tenido la oportunidad de ser líderes por medio de este sistema conocen el método para formar nuevos líderes. El verdadero líder formará hombres agresivos pero humildes, sinceros y serviciales; dignos de confianza y siempre escultas, que ennoblezcan los principios aprendidos y los divulgue con el ejemplo.