ESPÍRITU AZUL
Suplemento informativo de la página de
Internet del Grupo VII de Scouts de México
Octubre
de 2001 Año 2 No. 21
Si
no puedes ver las imágenes de este boletín has clic AQUÍ
En 1912 en el puerto de Veracruz inició un
movimiento escultista a iniciativa del Sr. Andrés Gómez Oreján, pero fue suspendido
en 1914. Varias organizaciones se suceden en los años siguientes
y es en 1926 que durante el IV Congreso Internacional en Kardersteg,
Suiza, se reconoce a los “Exploradores Nacionales de la República Mexicana”.
Así es que este año se celebran los 75 años del escultismo en México aunque
fue cinco años después que se fundaron los primeros grupos scouts y
Felicitamos a Gerardo Magaña Silva y a su esposa Adelina Yánez Pacheco por su reciente matrimonio.
Lo que NO es ¿Qué es? y ¿Cómo debe ser?
Lo que hagan en otros clanes, me tiene sin cuidado. Lo que digan otros jefes de clan, me importa
un bledo. Lo que pretendan hacernos creer, no tengo intenciones de aceptarlo.
Por Francisco Helguera R. S. (Cuatáparo)
Si no puedes ver este boletín con imágenes ve a la sección de Boletines.
Galería del mes. El grupo activo participa con algunas fotos y otras más que son para el recuerdo.
El Cronograma es una sección en la que vamos resaltando eventos
relevantes de la historia del grupo en una línea de tiempo. Cada mes agregamos
un hecho “nuevo”. Este mes es :
En1946 con motivo del
XV aniversario de la promesa de los primeros grupos scouts de México el consejo
nacional en reunión especial acuerda otorgar diversas condecoraciones, entre
otros...
Agosto
de 1963
Al frente tercero de izquierda a derecha: encabezando el desfile
en la ciudad de Atenas, Roberto Villaseñor Magaña R. S. Del Grupo VII y
líder de la delegación mexicana conformada sólo por ocho scouts. Nótese el pañuelo
azul marino al cuello.
Ligas
www.centrohistorico.com.mx Mucha información, por
supuesto, del centro
www.q-blissett.com ¿Quién es
Luther Blissett?
www.babab.com/no01/celacanto.htm
Esta
especie continua viviendo después de 400 millones de años.
Lo que hagan en otros clanes, me tiene sin cuidado. Lo que digan otros jefes de clan, me importa
un bledo. Lo que pretendan hacernos creer, no tengo intenciones de aceptarlo.
Voy a empezar por decirles algunas de las cosas que NO es
una investidura Rover del Clan Hernán Cortés del Grupo VII de los Scouts de
México. No es una comparsa de carnaval,
no es una fiesta escolar, no es una fiesta de disfraces, no es Halloween, no es
un trámite burocrático, no es una fiesta sorpresa; No es una iniciación
universitaria, no es un acto social… No es una pantomima. No es una pastorela.
No es un acto de circo. Y algunas otras cosas que ahora se me escapan.
Ahora, voy a tratar de decirles LO QUE ES una
investidura. Por principio de cuentas,
en el movimiento scout cada rama esta sabiamente concebida para una edad, para
una etapa de la vida de un muchacho. Es
un proceso armónico de desarrollo personal, individual, que busca la
integración de la personalidad, el descubrimiento de las habilidades y
virtudes, para propiciar la formación de mejores seres humanos. Igualmente, se procura que el individuo
aprenda a reconocer sus vicios y debilidades, para dominar unos y evitar las
otras. Un muchacho formado en un buen
grupo scout DEBE ser más fuerte, más hábil y más capaz que el que no tuvo la
suerte de contar con ese auxilio en su desarrollo.
A cada edad corresponde una rama; a cada rama un
tratamiento adecuado. A cada
tratamiento, un ritual. Lo único que
realmente se les pide a los muchachos, es SU PROMESA. El hombre es un ser RITUAL.
El rito es importante y en el movimiento scout, en el auténtico
movimiento scout, cada promesa es un rito destinado a grabar en la mente del
iniciado la seriedad de su compromiso.
No hay penalidad ni castigo si no se cumple con lo prometido; es algo
interno, la conciencia de haber cumplido o no.
Por eso el ritual es trascendental. Hace énfasis en la seriedad de la
promesa. Y son en escala creciente las
promesas, mayor la exigencia en la medida en que es mayor la edad y la responsabilidad. No son grados académicos. No son premios por buena conducta. No es escalafón. Son compromisos que se adquieren.
El lobato se compromete en la medida de sus fuerzas. El scout de las suyas, el guía de patrulla
adquiere una responsabilidad, quizá la primera gran responsabilidad de su vida,
como preparación para su cercano ingreso a la hombría. (Por eso es estúpida la
practica de “poner a prueba” al guía de patrulla recién nombrado; cuando se le
nombra YA ES EL GUÍA.) Ya debe estar
listo o no se le debe nombrar.
Normalmente, ya fue sub-guía. Es
un proceso. Ni antes ni después.
Y cada ceremonia es importante, muy importante para el
muchacho, para su formación; debe ser seria, formal. No concederle la seriedad
que tiene, es estafarlo, robarle algo irremplazable. Los jefes deben entenderlo y responsabilizarse. Tomar a chacota, a burla un rito tan serio,
es un acción despreciable.
Y llegamos al clan.
Es el final del proceso. Quien
ha pasado por las dos ramas previas y tiene la edad para ingresar a la
siguiente, pasará por los pasos previstos: Aspirante, Escudero y Rover
Scout. Repito, no son grados
académicos, no hay un examen oral o escrito.
El encargado de cada grupo de aspirantes y escuderos, debe observarlos,
orientarlos, enseñarles y conducirlos.
No todos pueden ser Rover Scouts.
Cuando el aspirante haya demostrado su interés, disciplina y voluntad,
debe recibir sus cintas de escudero.
Son, igual que cualquier otra distinción en el movimiento, avance y
recompensa. Como las cintas de
patrulla. Como el parche en la
manada. Son el paso previo a la
culminación. Hay en toda actividad
humana, un tiempo para llegar, un tiempo para estar y un tiempo para
marcharse. Suele existir la tendencia a
escapar de la realidad refugiándose en el movimiento scout. En un futuro hablaré del “Síndrome de Peter
Pan”.
El momento para recibir el entrenamiento final, las
últimas advertencias y consejos, es la preparación para la investidura. Y cuando el jefe de clan estima que el
muchacho está listo para ser considerado miembro de esa elite que se llaman
Rover Scouts, se le invita a recibir su investidura, los símbolos de su clase, que son también permanentes
recordatorios de su responsabilidad. Y
el muchacho deja atrás su infancia, para comprometerse ante Dios y ante sí
mismo, a intentar un estilo de vida, una forma de ser que lo haga mejor ser
humano y un orgullo para su familia y su comunidad.
Y esa solemne ceremonia, ese ritual exige profunda y seria
meditación y autocrítica, severo auto-análisis. Por eso, porque es cuando se le dice que tiene que comportarse
como un hombre de bien, porque es cuando se le hace consciente de las
responsabilidades que le esperan, la investidura es un acto solemne entre el
escudero y su Dios, cualquiera que este sea.
No puede ser un juego. Debe ser
austera, solemne e inolvidable. Si no
es así, es… otra cosa, no una investidura Rover.
Por Francisco Helguera R.S.
(Cuatáparo)