ESPÍRITU AZUL
Suplemento informativo de la página de Internet del Grupo VII de Scouts
de México
Julio/ Agosto 2002 Año
3 No. 29
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Editorial
Homenaje a César Macazaga
Ordoño
Hace 57 años
un adolescente de 19 años publica "Para Ser Scout", años después, de su propia autoría nace un clásico de la literatura
scout: Manual del Scout. Todos aquellos que recibimos de una
u otra forma este legado siempre nos preguntamos, y.. después de todo... ¿quién
es César Macazaga?...
Fecha: Sábado 28 de
septiembre de 2002
Lugar: Centro Universitario México
Ubicación: Nicolás San
Juan 728, esquina Concepción Béistegui, Colonia del Valle,
México, D. F. 03100.
(Entrada al estacionamiento por Nicolás San Juan) ver
croquis
Hora: 6:30 PM
Bienvenido a la aldea de los hombres
Los lobatos crecemos siguiendo y admirando a nuestros jefes y a los miembros de las
dos ramas superiores, queriendo ser como ellos. Hasta que por fin llega el
día en que Akela o el jefe con el que más te identificas se acerca y te cuestiona
sobre qué patrulla te llama más la atención. Es entonces cuando la curiosidad sobre
la tropa comienza a crecer.
Son
scouts al igual que tú, pero aunque sabes
que serían “incapaces” de hacerte daño, algunos son tan gigantes que
aterrorizan. Otros tienen un carácter
pesado y cada vez que te saludan oprimen tu mano con tal fuerza que te
ponen a bailar del dolor. ...
Comenzamos con la reestructuración de nuestras
Galerías de forma que ahora será realmente sencillo navegar por nuestro archivo fotográfico.
Empezamos con 16 galerías
de la sección prehistoria, pero pronto podrás ver las galerías de tiempos
modernos con este nuevo formato.
Cronograma. En 1954 Nace la revista Siete Azul "voz y pensamiento del Grupo VII". En esta primera etapa...
Los
lobatos crecemos siguiendo y admirando
a nuestros jefes y a los miembros de las dos ramas superiores, queriendo
ser como ellos. Hasta que por fin llega el día en que Akela o el jefe con el
que más te identificas se acerca y te cuestiona sobre qué patrulla te llama más
la atención. Es entonces cuando la
curiosidad sobre la tropa comienza a crecer.
Son scouts al igual que tú, pero
aunque sabes que serían
“incapaces” de hacerte daño, algunos son tan gigantes que aterrorizan. Otros
tienen un carácter pesado y cada
vez que te saludan oprimen tu mano con tal fuerza que te ponen a bailar del
dolor. Están también aquellos a quienes en tu vida has saludado, dos o tres que
identificas enseguida por su apodo, y claro nunca falta el guía que te quiere
jalar a su patrulla y te hace la barba invitándote un refresco o unos pingüinos
después de junta.
Quizás
muchos troperos no lo sepan, o se dejan contagiar por esa inexplicable
iniciativa de fregar al prójimo, pero en el momento que un lobato comienza a
definir la patrulla en la que desea estar; una muestra de cariño o un poco de
atención son determinantes para que el niño tome una decisión.
Por
fin llega el día y aunque a muchos lobatos no les gusta la idea de dar el
siguiente paso, la mayoría
sentimos necesidad y muchas ganas de ser parte de una patrulla. Siendo tropero
no tienes que pedir permiso para bajarte de la banqueta ni acercarte a una
fogata, es responsabilidad tuya si
lo haces. Claro que te conviertes
en el chalán que va por la leña y el agua, pero te puedes comprar unas papitas sin la obligación de
compartirlas con todos. Aunque en la tropa (cuando aún no te has dado a
conocer) siempre hay abusos y la bolsa de papitas termina siendo poco más que
unas migajas.
Comienzas
a darte cuenta de una forma más apegada a la realidad como funcionan las cosas,
ahora sólo en raras ocasiones hay alguien que te defienda o conteste por ti,
nadie cargará tu mochila. Tienes
que ser inteligente para ser aceptado por todos los miembros de la tropa o por
lo menos por aquellos que te interesan.
Uno
de los momentos más importantes de la vida scout es cuando se te entregan las
cintas de patrulla, es entonces cuando te conviertes completamente en uno de
ellos. Es un sello que jamás se borra, conozco scouts que tienen hijos e incluso nietos en la tropa y siguen
discutiendo y defendiendo sobre todas las cosas a su patrulla. En fin, al pasar
todas esas aventuras se presentan tantas situaciones y problemas, que cada
patrulla va tomando o resolviendo de manera diferente. Esto va creando un
estilo, una forma de ser tan particular que después de unos años hay gente del
grupo o muy cercana a él, que platicando contigo pueden adivinar con facilidad
de que patrulla formas parte.
Es
una etapa excelente, por lo menos para mí lo fue. Ahora después de haber pasado
por las tres ramas y haber vivido muchísimas noches en el bosque, las que mejor
recuerdo son las que viví recién entrado en la tropa. Mi primer campamento de
patrulla, todos desnudos en el río haciendo canales con trozos de corteza para
hacer competencias de hojas flotantes.
La última vez que se intentó construir la torre de Babel, para variar
era la noche perfecta para hacerle honor a la letra de la canción que todos
conocemos, recuerdo que teníamos tres líneas amarradas a la punta del tripié
listo para ser levantado cuando las cosas se pusieron críticas, una línea se
rompió y se safó un tronco con el que estábamos haciendo palanca dándole
directamente en el cráneo a Gabriel Gutiérrez “el Plug”. El campamento donde se
me entregó la promesa, en el Nevado de Toluca y había tanta nieve que los más
chicos nos hundíamos casi hasta la cintura.
Me
gustaría que reflexionaran un poco y recordaran la promesa de patrulla,
analicen sus palabras y acuérdense de lo que juraron. Activos e inactivos
apoyen a su patrulla. Recuerden que maravillosa época, la transición que existe
cuando un lobato entra a la tropa, las cosas que experimenta un muchacho de
once o doce años y hagan lo posible por darle esa oportunidad a todos los niños
que ahora la están esperando.
Yo prometo por mi honor
obedecerte como jefe
quererte como hermano mayor
ser fiel a mi patrulla
R. S. Gustavo González D’Asseo